29.8.09

Releyendo ‘La vida breve’


Por: Juan Gabriel Vásquez
“SI HAY UNA COSA MÁS TEMIBLE que leer a Onetti, es releerlo”, decía mi amigo Ricardo Bada en una conferencia reciente.
“Es una auténtica paliza, de la que sales agotado como si hubieses combatido con Cassius Clay en su mejor momento, y tú, además, con una mano atada a la espalda”. Pues en esa pelea llevo yo metido varios meses ya, como quizás sabrán algunos lectores, y mi último round ha sido con (contra) La vida breve, que leí por primera vez hace unos quince años. La experiencia esta vez ha sido radicalmente distinta, porque La vida breve, como todas las grandes novelas, cambia mientras cambian sus lectores; y además porque entre las dos lecturas está El viaje a la ficción, el ensayo que Vargas Llosa publicó el año pasado y que dedica varias páginas a poner patas arriba la novela de Onetti, a destriparla y a mostrarnos las tripas.
El ensayo de Vargas Llosa gira alrededor de esta idea sencilla: la obra de Onetti es toda una larga y terca huida hacia mundos que no existen. Ya sea porque no soportan el mundo que les ha tocado en suerte, ya sea por cualquier otra razón, los personajes de Onetti fabrican una realidad alterna y se instalan en ella. Si eso es así (y es así), La vida breve es una especie de cifra, de símbolo perfecto, de toda la empresa de Onetti. La novela comienza con un acto imaginativo: Brausen, el narrador de la novela, escucha desde un lado de una pared lo que su vecina, la prostituta Queca, dice en el otro lado. Imagina a la mujer; imagina a su acompañante. Más tarde nos enteramos de que Brausen tiene buenos motivos para huir, por lo menos imaginariamente, de su vida actual: por un lado, a Gertrudis, su mujer, acaban de amputarle un seno; por el otro, están a punto de despedirlo de su trabajo.
Brausen se pone entonces a imaginar una historia para venderla en forma de guión. Imagina unos personajes que vagamente imitan los de su realidad: el doctor Díaz Grey se basa, más o menos, en él mismo (pero Díaz Grey lleva en general una mejor vida); Elena Sala se basa, más o menos, en Gertrudis (pero Elena Sala tiene los pechos enteros, y el doctor lo constata en la primera consulta que tienen). Esos personajes y la realidad que los rodea viven y se mueven en una ciudad inventada para ellos: Santa María, la gran creación de Onetti, su Macondo o su Comala. Pero el asunto es que el guión nunca llega a existir. En lugar de escribir la historia, Brausen huye hacia la ciudad, se instala en ella como su creador, a tal punto que los habitantes de Santa María erigen una estatua al fundador Brausen, y el doctor Díaz Grey llega a invocar su nombre en sus oraciones: “Brausen mío”.
La vida breve es un fascinante inventario de imposturas. Brausen llega a su casa una noche cualquiera, se pone a dibujar el mapa de esa ciudad que ha inventado, y es imposible no pensar en Faulkner, que también tenía un mapa de su ficticio condado de Yoknapatawpha. Pero ahí están también la Mami y el viejo Levoir, que suelen poner un mapa de París sobre la mesa para imaginarse citas de amor en esas calles pintadas. Es que todos en la novela añoran una realidad distinta. Lo curioso de La vida breve es que el mundo allí inventado invade el mundo real, le da forma y, como todas las grandes ficciones, acaba por superarlo. Aunque uno quede, como he quedado yo, agotado en el proceso.

14.8.09

ÓSCAR BUSTOS O LA VITALIDAD DE LOS DERROTADOS

Jorge Luis Borges pone en boca de un personaje,de uno de sus inolvidables cuentos, que el periodista escribe para el olvido; y se debe escribir para la memoria y el tiempo.En las "Crónicas de guerras y guerreros", Óscar Bustos escribe sus crónicas para desdecir a Borges con esa sentencia. Porque antes que periodista, Óscar es un escritor prestado a las contingencias del periodismo, donde él no acude a esa simplificación maniquea tan en boga de los medios. Además, él sí que sabe de estos: los ha trasegado, los ha vivido, pero también en su fuero por buscar la noticia, los ha trabajado y cómo los ha sufrido. Porque es un baquiano luchador que debe librar otras justas para que se le extienda un poco más la nota que precisa, condensando un retazo de la realidad y la palabra verdad perviva en la memoria que exige Borges.
Ha sido un trabajador infatigable del lenguaje, que en él ha hecho de la palabra un ejercicio trascendente y vital. Por eso sus textos están matizados en una permanente búsqueda estética y se quiere del buen decir; del escribir bien como mandaban los antiguos cronistas, los mismos que hicieron un género literario, hoy arrinconado en el olvido en los periódicos como un rara avis entre tanto texto de andanzas de memorialistas criminales como faranduleros, escuetos y vanos que nos ofrecen cada día como lo último, cada instante. También, en sus crónicas, uno se encuentra con un país fragmentado; un país urbano lastimoso pero digno, enfrentado a un país rural atravesado por los disparos de tantos ejércitos en contienda sangrienta de esa espiral histórica de la violencia endémica que no hace palpitar esa otra palabra,
que por culpa de su uso ha perdido el brillo y la limpieza que denota: paz.
Óscar Bustos, el cronista, de la mano de su prosa rápida y envolvente nos cuenta el país de las ciudades; se explaya en las descripciones de los campos como un fragor más de las batallas, con un ritmo que quiere parecerse al latido del corazón de la historia, ya sea de la experiencia de las derrotas y triunfos de un payaso jubilado; ya sea de los cruces urgentes de los raponeros frecuentes de San Victorino; ya sea de los desplazados, pues con ellos va construyendo su propio imaginario. Ya es tiempo de que se cuenten las historia de los derrotados, de los fracasados,que se encuentran hoy en baja estima. Ellos, como los triunfadores, también tienen derecho a la vitalidad de sus derrotas. Creo que con Óscar Bustos, éstos personajes están muy bien contados y van a ser vigentes en el tiempo y a permanecer en la memoria como deseaba Borges.

Lanzamiento: Feria del Libro de Bogotá. Auditorio Madre Josefa del Castillo. Sábado 15. 1.pm. Organiza Sociedad de la Imaginación.

http://www.oscarbustos.com http://mislecturascontrariadas.blogspot.com/