19.5.12

La huida


Gao Xingjian

Obra dramática en dos actos.

Tres personajes, que en el encierro; después de la matanza,  discuten la imposibilidad de la democracia y vivir en una dictadura que ha truncado con sangre el ideal de libertad.
Reseña
En un almacén,  que está en ruinas y a oscuras, se refugian; al principio del drama, una pareja de jóvenes. Entran allí, escondiéndose de la matanza que acaba de suceder, angustiados  por los tanques y de los tiros en las calles aledañas, que aún oyen y se suceden con incesante frecuencia. En algún momento perciben un mal olor, y tratando de ver, en la penumbra, ella al palparse su ropa está manchada de sangre y piensa que está herida, se angustia; el joven la tranquiliza y ella recuerda,  que una mujer cayó a su lado, cuando comenzaron los disparos de las ametralladoras y ella huyó entonces confusa a refugiarse junto al joven que la rescata. La joven decide desvestirse y permanece así.
La puerta se abre y entra alguien. La pareja discute que debe ser un ladrón. Pero,  quién podría a esas horas, y entre disparos incesantes ocuparse de robar. Entra un hombre maduro que viene huyendo.
El hombre se integra al drama, porque  decidió huir también de su casa, dejando a su familia, no quería ser ubicado por las mismas fuerzas represivas del orden establecido, que tarde o temprano decidirían ir tras él. Entre el hombre y el joven durante el encierro, entablan duras discusiones respecto de lo ideológico y el estado de las cosas en lo político de la situación general, de la necesidad de libertad que ha propiciado la gran manifestación de estudiantes como de hombres, mujeres  y niños que fue reprimida bajo  el tableteo de fuego incesante de las ametralladoras. El  hombre mantiene una postura cínica y descreída y de desilusión frente a los jóvenes cargados de idealismo y entusiasmo de héroes, como de anhelos que tienen una visión individual optimista y esperanzada por cambiar el mundo y  ese estado de las cosas de la política por propiciar una democracia. La discusión sigue encendida respecto de sus propios intereses particulares y de compromiso colectivo por seguir la búsqueda de  la libertad y la democracia. El hombre carga un encendedor para prender sus cigarrillos para fumar de tanto en tanto, con el que también  ilumina a destellos la penumbra del lugar donde están  encerrados y refugiados.
El joven, de pronto decide salir de allí, porque  desde afuera  ya no se oye el tropel de soldados y han cesado los estallidos. De pronto se oyen  disparos muy cerca de la puerta.
La joven se vuelve histérica  acusando al hombre de haberlo matado por su culpa al salir de primero. Y ella, la joven decide quedarse mientras el hombre musita sólo una angustiosa desesperación. Deciden quedarse. Allí refugiados.
El hombre y la  joven mujer  conversan de los roles de género. Hablan sobre el amor. Se les despierta un repentino erotismo y terminan haciendo el amor.
Mientras tanto en el piso del lugar comienza a salir agua turbia.
Después llega el joven.  Cuenta que los soldados y los tanques siguen vigilantes en los alrededores de la plaza.  Que cuando salía los soldados mataron un perro a tiros. Y él se escondió. Observa y se percata que ha sucedido, algo más, entre el hombre y la joven. Este le recrimina a la joven su comportamiento relajado. Ella le dice que ella es dueña de sus actos como de su cuerpo. Lo acusa de machista. El joven se derrumba en llanto. Quiere salir de allí. Está desengañado de la joven.
Comienza amanecer
El hombre, empieza a vestirse mientras se pone en la boca  un cigarrillo. La joven se acerca, se los quita y los daña y los termina de botar al piso anegado de agua turbia. El joven está cabizbajo. La joven exclama, qué desierto…
Sobre la puerta empiezan a oírse los culatazos del tropel de los soldados mientras afuera sigue oyéndose los estallidos de los disparos…
El agua adquiere un tono rojo.

La huida
Gao Xingjian
Ediciones El Milagro 
208 páginas